«¡Santo
subito!»: la canonización del Papa Vojtyla se está acercando a pasos
agigantados y podría celebrarse ya el próximo mes de octubre. Durante
los pasados días, la Comisión Médica de la Congregación para las Causas
de los Santos de hecho ha reconocido que es inexplicable una curación
atribuida al beato Juan Pablo II. Un presunto «milagro» que si es
aprobado también por los teólogos y los cardenales, como es muy
probable, hará que el Pontífice polaco desaparecido en el 2005 obtenga
la aureola de santo en un tiempo récord, apenas ocho años después de su
muerte.
Fuente: catolicos-on-line.org
UN GRANSANTO por P. Santiago Martín
Aún
no es oficial. Aún no sabemos la fecha. Pero es cuestión de semanas que
ambas cosas se produzcan. Me refiero a la canonización del beato Juan
Pablo II, ese "santo al que todos hemos conocido". Lo fundamental ya
está hecho: la comisión médica ha dictaminado que existe una curación
que no tiene explicación científica. Ahora son los teólogos y los
cardenales los que tienen que decidir si ese o no un milagro y, como
consecuencia, si se da el visto bueno para la canonización. No hay
ninguna duda de que, después del informe de los médicos, ambas cosas
sucederán en breve.
Aunque la fecha más probable es la del 20 de octubre, entre otras
cosas porque estaría dentro del Año de la Fe, eso en el fondo es
irrelevante. Lo importante es la canonización en sí. Y esta lo es, ante
todo, por sí misma y luego por el momento histórico en que se produce.
El beato Juan Pablo II, ocho años después de su muerte, sigue siendo un
personaje muy querido por el pueblo católico, que ve en él un modelo de
buen pastor, valiente y lleno de ese entusiasmo y fortaleza que emana de
la fe y que él supo transmitir a la Iglesia y al mundo. La alegría que
va a producir la noticia, cuando sea oficial, va a ser por lo tanto
inmensa.Pero
no hay que olvidar el momento en que se produce. Aunque la llegada a la
cátedra de Pedro del Papa Francisco ha ayudado a pasar la página de los
momentos difíciles que se vivieron en la última etapa de Benedicto XVI
-y que motivaron su dimisión-, los problemas siguen ahí. No sólo está la
cuestión de la división en un sector de la Curia, sobre todo en el
entorno de la Secretaría de Estado, sino los viejos temas de la
pederastia y las dudas sobre el funcionamiento del Banco del Vaticano.
Estas tres cosas han echado un manto de oscuridad y sospecha sobre la
jerarquía de la Iglesia, que ha sido aprovechado por sus enemigos para
ponerla en cuestión y desacreditarla. No hay que olvidar que la Iglesia
se encuentra inmersa en una lucha sin cuartel contra aquellos que
quieren instaurar un nuevo orden mundial basado en el relativismo, es
decir en la ausencia de toda normal moral que pueda ser considerada
objetiva y por lo tanto vinculante para todos. Es en el contexto de esta
lucha -tan valientemente librada por Juan Pablo II y por Benedicto XVI-
que se están produciendo los ataques a la jerarquía de la Iglesia,
aprovechando los puntos débiles de algunos de sus miembros. La
canonización de Juan Pablo II servirá para recordar que, si bien hay
pecado en la Iglesia, lo que más abunda es la santidad. Démosle gracias a
Dios por este nuevo milagro del Papa polaco y recemos para que pronto
podamos honrarle como lo que es, un gran santo